Una muestra de ADN antiguo ha revelado un vínculo genético entre las culturas del antiguo Egipto y Mesopotamia, según una investigación publicada el miércoles en la revista Nature.
Los investigadores secuenciaron genomas completos a partir de los dientes de un esqueleto notablemente bien conservado, encontrado en una urna funeraria sellada en un sitio de tumbas egipcias que data de entre 4.495 y 4.880 años atrás.
Cuatro quintas partes del genoma mostraron vínculos con el norte de África y la región alrededor de Egipto. Pero una quinta parte mostró lazos con el área en el Oriente Medio entre los ríos Tigris y Éufrates, conocida como el Creciente Fértil, donde floreció la civilización mesopotámica.
“El hallazgo es muy importante” porque “es la primera evidencia directa de lo que se había vislumbrado en trabajos anteriores”, afirmó Daniel Antoine, curador de Egipto y Sudán del Museo Británico.
Evidencias arqueológicas anteriores han mostrado vínculos comerciales entre Egipto y Mesopotamia, así como similitudes en las técnicas de fabricación de cerámica y sistemas de escritura pictórica. Si bien las semejanzas en las estructuras dentales sugerían posibles vínculos ancestrales, el nuevo estudio aclara los lazos genéticos.
El río Nilo “probablemente actuó como una superautopista antigua, facilitando el movimiento no solo de culturas e ideas, sino de personas”, expresó Antoine, quien no participó en el estudio.
El esqueleto fue encontrado en un complejo de tumbas egipcias en el sitio arqueológico de Nuwayrat, dentro de una cámara tallada en una ladera rocosa. Un análisis del desgaste en el esqueleto —y la presencia de artritis en articulaciones específicas— indica que el hombre probablemente tenía unos 60 años y pudo haber trabajado como alfarero, comentó el coautor y bioarqueólogo Joel Irish, de la Universidad John Moores de Liverpool.
El hombre vivió justo antes o cerca del inicio del Antiguo Reino de Egipto, cuando el Alto y Bajo Egipto se unificaron como un solo estado, lo que llevó a un período de relativa estabilidad política e innovación cultural que incluyó la construcción de las pirámides de Giza.
“Este es el momento en que el poder centralizado permitió la formación del antiguo Egipto tal como lo conocemos”, afirmó Linus Girdland-Flink, coautor y paleogenetista de la Universidad de Aberdeen.
Aproximadamente al mismo tiempo, las ciudades-estado sumerias echaron raíces en Mesopotamia y el cuneiforme emergió como sistema de escritura.
Los investigadores dijeron que es necesario analizar otras muestras de ADN antiguo para obtener una imagen más clara de la extensión y el momento de los movimientos entre los dos centros culturales.