En México la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 27 por ciento, por cada 100 pesos que gana un hombre, las mujeres reciben 73 pesos por realizar el mismo trabajo, según un estudio que elaboró PwC México, junto con la Bolsa Institucional de Valores y Mujeres Invirtiendo.
En el caso del deporte, la brecha es mucho más amplia y está muy lejos de ser profesional para muchas atletas, porque los salarios y las condiciones laborales continúan sin ser las mejores y sobre todo muy diferentes a las de la rama varonil.
El pago, en México para las mujeres dentro de la Liga MX, es en promedio de 10 mil pesos al mes, aunque hay sus excepciones en equipos como Pachuca, Monterrey, América o Tigres, en los que hay futbolistas que cobran sueldos de entre 100 mil a 150 mil pesos.
Muy lejos de los millonarios salarios de la rama varonil, que van desde el millón de pesos mensual hasta los 10 millones.
La jalisciense Nikol Ramos, que batalló para ganarse un lugar en la Liga y cuenta con experiencia en equipos como Querétaro, Xolas de Tijuana y Mazatlán, asegura que aunque esta competencia es una gran oportunidad para mostrar su talento, la realidad es que la desigualdad salarial es lo más complicado a lo que tienen que enfrentarse las futbolistas.
“Honestamente tiene sus cosas buenas, pero también hay cosas malas y una de ellas es el tema económico, realmente si existe desigualdad no te voy a decir que no y también depende mucho de la institución en la que estés por ejemplo América, Monterrey, Pachuca son de las jugadoras que mejor ganan, el salario mínimo era de ocho mil, según tenía entendido y si se batalla un poco en ese sentido, si están un poco mal los sueldos, pero yo creo que conforme va avanzando más el tiempo se van ajustando muchas cosas y todo va a ir para bien”.