Así se vive el tras bambalinas de El Cascanueces en el Auditorio Nacional

Tras bambalinas, en los camerinos del Auditorio Nacional, a unas cuantas horas del estreno de la temporada 2024 de El Cascanueces,todo es un maravilloso caos de maquillaje, vestuarios y utilería de fantasía navideña. Hay mucho ruido de voces que indican los últimos detalles por pulir en el escenario, mientras la música de Chaikovski resuena de unas bocinas que sirven de guía, junto a unas pantallas que muestran lo que sucede allá afuera.

De pronto, una fila de pequeños ratones se abre paso entre todo el gentío de ensayadores, primeros bailarines, copos de nieve, soldados, querubines, y bombones, hasta llegar al escenario donde estalla una batalla épica entre el bien y el mal, en la que “Rey Ratón” chocará su espada con la del “Príncipe Cascanueces”.

Este es sólo un vistazo de la adrenalina con que los 240 artistas -provenientes de la Compañía Nacional de Danza (CND), la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (ENDCC) y de la Academia de la Danza Mexicana y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes (OTBA)- viven este clásico navideño que cuenta la historia de “Clarita” una niña que recibe un cascanueces mágico y vive una fantástica aventura.

“Este es un ballet que creo va a seguir perdurando por mucho tiempo porque se ha vuelto una tradición, tiene la oportunidad de transportarte a un mundo de magia. Me parece que al final es un intercambio muy lindo porque toda la gente puede disfrutar de esta historia, tanto adultos como niños, y aprender también”, habla apresurada, pero amable, Valeria Mariaud, quien apenas este año fue reconocida como primera bailarina de la CND, y sale corriendo para preparar su entrada a escena como la “Hada de Azúcar”.

Nunca se rindan

A la expectativa de su aparición en el escenario como “Clarita”, con apenas 12 años, Regina Sotomayor, se muestra emocionada, pero súper concentrada y orgullosa por lograr su sueño de llevar a escena este papel, luego de haber interpretado anteriormente a un ratón y tras su dedicación en la ENDCC.

“Todo es muy bonito, la escenografía en verdad te hace sentir que estás literalmente en el cuento y que todo es como un sueño. Y también lo es para otros niños, de hecho, tengo una hermanita de cuatro años que literalmente cuando salen los ratoncitos se emociona”, dice Regina.