Vinicius es indestructible

En Vinicius conviven en un equilibrio misterioso un núcleo indestructible y un fuego perenne. Y esas llamas no alteran la convicción ni el equilibrio en la tormenta. En la prórroga del derbi, después de pelear con Savic y ver sendas amarillas, después de despedirlo expulsado un par de minutos más tarde, después de recibir una ovación fantasma cuando el estadio pensó que iban a cambiarlo, porque estaba fundido; después de todo eso, en el minuto 120 corrió, corrió y marcó el primer gol de su carrera al Atlético.

Vinicius regresó al Bernabéu después de algo más dos meses a través de un camino larguísimo y tortuoso. Y sin embargo, cuando apareció sobre la hierba dio toda la impresión de no llevar ni un rasguño encima. Ni el hartazgo por la acumulación de patadas, ni el desánimo por la escasa protección arbitral que siente, ni el enfado por el muñeco con su camiseta que apareció horas antes del encuentro colgado de un puente cercano a Valdebebas, como los cadáveres de las guerras de narcos mexicanos. En el caso del brasileño, bajo una pancarta de fondo rojo y letras blancas en la que se leía: “Madrid odia al Real”. Para Carlo Ancelotti, algo “muy lamentable”.